Una niña de 2 años, congelada por criogenia




Einz
A principios de este año, una niña tailandesa de 2 años se convirtió en la persona más joven sometida a congelación criónica, preservando su cerebro momentos después de su muerte con la esperanza de que algún día pueda ser traída de vuelta a la vida.




La habitación donde Matherym Naovaratpong pasó los últimos momentos de su vida está vacía y es blanca, amueblada sólo con el soporte del catéter que la mantenía viva, y su cuna, que también es blanca.

El único indicio de color en este ambiente tan austero es una pequeña estatua dorada budista, unos cuantos juguetes de peluche y un enorme retrato de la pequeña niña en la pared.
Parece un santuario a una joven vida que terminó trágicamente pronto.

Matheryin, o Einz, como su familia la llamaba, desarrolló una rara forma de cáncer cerebral poco después de su segundo cumpleaños. La niña murió el 8 de enero de 2015, justo antes de cumplir tres años. Para entonces sus padres, ambos ingenieros médicos, ya habían tomado la decisión de dar a Einz otra oportunidad de vivir.

"El primer día que se enfermó Einz, me surgió rápidamente esta idea de que debíamos hacer algo científico para ella, todo lo que fuera humanamente posible en ese momento", dice su padre, Sahatorn.

"Sentí un verdadero conflicto en mi corazón con esta idea, pero también necesitaba llevarla a cabo. Así que le expliqué la idea a mi familia".

La idea era preservar a Einz con una tecnología conocida como criónica o criopeservación.
El cuerpo, o en el caso de Einz, su cerebro, se coloca en un estado de congelamiento profundo en el momento de la muerte y se mantiene de esa forma hasta que, en algún punto en el futuro, cuando ocurran avances extraordinarios en tecnología médica se pueda revivirla, y crear un nuevo cuerpo para ella.

"Hay científicos que están 100% seguros de que esto ocurrirá un día, pero no sabemos cuándo", dice.
"En el pasado hubiéramos pensado que tomaría unos 400 o 500 años, pero justo ahora podemos imaginar que esto será posible en sólo 30 años".

Al principio Sahatorn dijo que fue difícil para el resto de la familia aceptar la idea, pero cuando se deterioró la salud de Einz, cambiaron de opinión.

"Matheryn tenía algo muy especial desde el día en que nació", dice. "Se comunicaba con amor y siempre quería ser parte de nuestras actividades".

Sahatorn y su esposa Nareerat tienen otros tres hijos. Nareerat tuvo que ser sometida a una extirpación de útero después del primer nacimiento así que Einz y su hermano y hermana pequeños fueron concebidos con fertilización in vitro o IVF.

La tecnología, dicen, jugó un papel central desde el comienzo de su vida y puede ayudar a restaurarla.


Einz y su hermano























Para llevar a cabo la preservación del cerebro de Einz, la familia Naovaratpong eligió a Alcor, una organización sin ánimo de lucro basada en Arizona que es la principal proveedora de lo que llama "servicios de extensión de vida".

La familia estuvo muy involucrada en los preparativos, en el diseño del féretro especial en el que la niña sería transportada a Estados Unidos.

Un equipo de Alcor voló a Tailandia para supervisar el enfriamiento inicial del cuerpo.

A medida que la niña se deterioró, fue trasladada del hospital a su propia habitación.

En el momento en que se declaró su muerte, el equipo de Alcor comenzó lo que se conoce como "crioprotección": el retiro de los fluidos corporales reemplazándolos con una forma de anticongelante que permite una congelación profunda en el cuerpo sin provocar daños de gran escala en el tejido.

Cuando el cuerpo llegó a Arizona se extrajo el cerebro y está mantenido a una temperatura de -196ºC.
Es la paciente número 134 de Alcor, y hasta ahora, la más joven.

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